Miro a mis muchachos 3 años atrás y veo jóvenes desmoralizados, deprimidos y sin rumbo. Con sus hogares destrozados por la falta de recursos morales y económicos. Porque la falta de trabajo trae problemas familiares, te aleja de tus amigos (esto no porque tus amigos te dejen sino que uno se va marginando socialmente) tu casa empieza a desmoronarse y un sin fin de problemas mas.
Y llegaron las cooperativas a sus vidas y todo comenzó a cambiar. Consiguieron un trabajo, llego dinero a sus hogares, conocieron amigos nuevos en sus mismas condiciones y por sobre todas las cosas esperanza. Sí ahora tienen esperanzas.
Para muchos las cooperativas fueron el medio para recuperar sus familias, para mejorar sus casitas, para aprender un oficio e insertarse en el campo laborar y para superarse ellos mismos. Hoy todos mis muchachos están bien y eso me llena de orgullo.
Me hubiese gustado hacer las cosas un poco mejor, pero como presidente tengo una alegría inmensa por haberlos visto crecer, de ver como se levantaron y pelearon cada batalla con éxito, de ver a sus hijos contentos y de ver que sus vidas cambiaron y para mucho mejor.
Les agradezco infinitamente a todos aquellos que apoyaron este proyecto y defendieron las cooperativas con uñas y dientes. Sabiendo principalmente que aquel que está al lado es un compañero y que por ese compañero vamos a pelar hasta lo último. Sabiendo que la mejor forma de sostener las cooperativas es trabajando día a día. Sabiendo que en la unidad esta la fuerza.
Hemos vivido victoria tras victoria pero el camino continúa. Estamos entrando en una nueva etapa, ahora como cooperativas nacionales, y vamos a seguir creciendo de la mano del Ministerio de Desarrollo Social. Fuerzas y a seguir adelante trabajando, capacitándonos y apoyando a cada compañero.
Dios los bendiga.
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